domingo, 17 de julio de 2016

CONVOCATORIA DEL PRIMER ENCUENTRO ANDALUZ POR LA REPÚBLICA


CONVOCATORIA  DEL  PRIMER 

ENCUENTRO ANDALUZ POR LA REPÚBLICA


  • A  LA  CIUDANÍA  REPUBLICANA  ANDALUZA.
  • A  TODAS  LAS  ORGANIZACIONES REPUBLICANAS  ANDALUZAS.



     Ciudadanas y ciudadanos: 

     Reunidas las plataformas unitarias Málaga Republicana y Sevilla por la República y la asociación Granada Republicana UCAR, en el día de la fecha hacemos pública nuestra firme voluntad de trabajar de manera unitaria y estable a favor de la caída de este Régimen Monárquico corrupto y antidemocrático, que sólo actúa en beneficio de una oligarquía de privilegiados y explotadores.

    Es nuestra voluntad que este esfuerzo unitario transite por vías pacíficas y democráticas, y desemboque en un proceso constituyente republicano que alumbre la República que necesitamos en nuestro país.

   Convencidos de que esta tarea exige el concurso imprescindible de toda la ciudadanía y organizaciones republicanas andaluzas hacemos el siguiente llamamiento:

CONVOCAMOS

A todas las personas y organizaciones republicanas andaluzas a la celebración del PRIMER ENCUENTRO ANDALUZ POR LA REPÚBLICA

Que tendrá lugar a las 10’30 horas del sábado 5 de noviembre de 2016, en la localidad malagueña de Humilladero.

En el curso de esta Asamblea se debatirá y aprobará un Manifiesto Republicano Andaluz, así como un plan unitario de acción republicana en Andalucía y la constitución de una Coordinadora de organizaciones republicanas de Andalucía.

¡Viva Andalucía Libre!   ¡Viva la República!

En Andalucía, 18 de Julio de 2016.

Granada Republicana UCAR.
Málaga Republicana.
Sevilla por la República.










viernes, 25 de marzo de 2016

Directo al corazón


Los muertos ya no entienden de solidaridad. Los muertos ya no pueden ver el espectáculo luminoso de la bandera belga sobre la Fontana de Trevi, la torre Eiffel o la puerta de Brandenburgo. Ni los ramos de flores o los cirios encendidos en su memoria. Ni oyen los fúnebres compases del violonchelo. Los muertos de los atentados de Nueva York, Madrid, Londres, Boston, París o Bruselas no tienen entradas para asistir a la representación mediática orquestada después de cada matanza.
La dramatización del discurso
Estos espectáculos de imagen y sonido no son otra cosa que la cara plañidera del discurso único de los mismos que provocan, interesadamente siempre, tales tragedias. Cada bomba, cada bala, cada cuchillada de estas bestias que se autodenominan Estado Islámico (Daesh) son el fiel reflejo, la consecuencia especular, del más de un siglo de atrocidades occidentales contra los pueblos del llamado tercer mundo.
Una realidad con más de 100 años
Desde los acuerdos de Sykes-Picot en 1916, por el que Inglaterra y Francia se repartieron desvergonzadamente las tierras del Próximo y Medio Oriente —Siria y Líbano para ti, Palestina, Jordania e Irak para mí, trazando fronteras a tiralíneas sin respetar etnias, creencias, costumbres ni tribus ancestrales—, el bloque occidental, con sus corporaciones industriales, comerciales y financieras, no ha dejado de masacrar, humillar, expoliar, dividir y manipular al mundo árabe. Por no hablar del sudeste asiático o el continente africano, en el que, por cierto, el adorado genocida Leopoldo II de Bélgica se llevó por delante a diez millones de congoleños y aquí no ha pasado nada. Eran muertos de tercera.
De vez en cuando pasa todo lo malo que puede pasar
El fundamentalismo islámico violento es un fenómeno que surge de una parte de la base social musulmana, como lo fue el nazismo alemán, ese subproducto genuinamente europeo, responsable del mayor genocidio de la historia de la humanidad. Tras la Segunda Guerra Mundial, EE. UU. se consolida de forma hegemónica como gran jefe del club imperialista occidental, acentuando la fragmentación del bloque árabe en una red de intereses y alianzas con el fin de controlar la zona y asegurar el abastecimiento de petróleo que, en plena ebullición de la sociedad del consumismo desaforado, es cada vez más necesario.
Aliados: el regreso de Santiago Matamoros
La creación de un potente Estado de Israel —fiel aliado y amigo inseparable de EE. UU.— en el corazón del Islam provocó el éxodo de varios millones de árabes, que hasta la presente solo han recibido a cambio buenas palabras. La legitimidad de un Estado palestino sigue en el alero un siglo después de la promesa británica, un embuste más de los del fair play. En los 50 y los 60, mientras la República francesa, la de la liberté, la égalité y la fraternité mataba argelinos en Argelia y en París, los británicos no cejaban en el empeño de desestabilizar en Egipto, Yemen o Adén, para mantener su estatus colonial con emires y jeques corruptos, bañados en oro a costa de su pueblo; por su parte, Washington mantenía en Irán a su buen amigo el Shah, otro sangriento dictador que tuvo que salir por piernas ante la llegada del Ayatolá y una riada de chiíes muy, pero que muy malhumorados.
Sin guerras no se fabrican armas
La venta de armamento y la financiación preferente a países o facciones políticas, en función de los intereses del momento, han dado lugar a curiosas alianzas y divorcios espectaculares. Los norteamericanos armaron y entrenaron a los talibanes, a Osama bin Laden y a sus muyahidines de Al Qaeda en Afganistán; años después, se hartaron de bombardear las montañas afganas y en 2011 mataron al saudí, o eso dicen. Lo mismo habían hecho con Irak y Sadam Husein entre 2003 y 2006, desencadenando una guerra civil de la que, finalmente, ha nacido el Daesh. Franceses e ingleses no han ido a la zaga y siguen enredando todo lo que pueden. La industria bélica no da abasto para tanto tiro y ahora está aún más de enhorabuena: desde agosto de 2014, EE. UU. lidera una coalición de 60 países, entre los que están las primeras potencias militares y tecnológicas del mundo, que luchan contra el Daesh; ha pasado año y medio pero los terroristas siguen matando tan ricamente. Sorprendente.
¿A quién puede extrañar lo que está pasando?
La opinión pública, la sociedad de a pie, ya no puede escudarse en estar desinformada. Únicamente aquellos que solo acuden a los medios convencionales de comunicación y son tan perezosos, o indolentes, que no buscan versiones alternativas de los hechos, antecedentes de los acontecimientos y elementos de contexto, pueden tragarse la bola que el establishment trata de inocular contumazmente a la audiencia. La simplificación del mensaje es una de las muchas técnicas de propaganda política: ellos los malos, nosotros los buenos; ellos verdugos, nosotros víctimas. Los terroristas del Daesh son crueles y sanguinarios, tan aborrecibles como todos los terroristas, sí. No hay justificación posible para lo que hacen, también. Pero los gobiernos occidentales, los del mundo opulento, no son víctimas inocentes; solo lo son todos los ciudadanos que caen bajo las bombas y las balas, víctimas de los terroristas y de sus propios gobernantes —títeres del poder real, el del dinero—, que llevan décadas provocando, cuando no propiciando, esta situación.
Un patrón de conducta que se repite sin descanso
Después de cada matanza, estos nauseabundos políticos se lavan la cara y se visten de dignos para ir a los funerales. Con gestos apenados pero con la firmeza que sus rangos reclaman, recitan el mismo discurso cambiando los nombres con el procesador de textos. Aúllan por la libertad, llaman a la 'unidad' (¡hay que joderse!) y hacen lo que mejor se les da: prometer 'medidas'. Y esto es lo peligroso, porque esas medidas van todas dirigidas a recortar las libertades constitucionales de los ciudadanos, en nombre del miedo y la seguridad. Vigilancia, controles, bases de datos y rastreo de la Red.
Propaganda, esa vieja conocida
Están preocupados porque son muy conscientes de que Internet es una fuente de información alternativa y de comunicación en red que puede ayudar a destapar sus fechorías ante la opinión pública a la que tratan de manipular, y a la que, de hecho, manipulan. Sus equipos de propaganda y sus medios afines hacen el resto con eslóganes solidarios, lágrimas, flores, velas y luces de colores.
Directo al corazón de la gente para que el cerebro trabaje lo menos posible y no se haga demasiadas preguntas.

Héctor Muñoz Maldonado

Enlace al blog del autor: http://elvasocanopo.blogspot.com.es/



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